Las meditaciones ejercen una gran influencia sobre la mente y en especial sobre los mapas  neuronales, reordenan y generan nuevas conexiones, facilitando la expansión mental y por ende una mayor capacidad para la gestión emocional.

Las posiciones de las manos no coincidentes activan los dos hemisferios cerebrales comunicándose mediante el cuerpo calloso, aumentando la intercomunicación intracerebral. La meditación nos enseña a entender mejor nuestros hábitos emocionales y tomar mayor consciencia de lo que nos beneficia y lo que nos agrede.

El objetivo de la meditación es alentar de una manera cariñosa al corazón para que se abra en el momento presente y lograr mantener un estado consciente de fluidez de la experiencia.

La posición de la mediación

Nos sentamos en Sukhasana o en una postura que estemos cómodos y la columna recta para que la energía ascienda por Sushumna. La intención es relajarse dentro del estiramiento de la columna, la postura viene a ser como un armazón dentro de la cual podemos ablandar el cuerpo, logrando una suavidad a pesar de estar en una posición firme y estable, permitiendo un equilibrio entre energía y la relajación. La postura se sostiene por ella misma y dentro del cuerpo se floja, se relaja y se ablanda.

En la meditación, la espalda es el eje y todo gira alrededor, por ello si tenemos l columna erguida será más fácil que la energía ascienda hacia el cerebro que es el que tenemos que trabajar, domándolo con suavidad y perseverancia.

La posición de las manos

Doblamos los codos pegados al cuerpo, y las manos están paralelos al suelo, la mano derecha mirando al cielo y la mano izquierda mirando al suelo.

Cuando la mano derecha mira al cielo estamos influenciando sobre Prana vayu, recibiendo la energía que ayuda al equilibrio interno energético. La mano derecha se le relaciona con el hemisferio cerebral izquierdo racional, por ello esta mano ayuda a la racionalidad y al equilibrio del hemisferio derecho.

La mano izquierda mirando al suelo lleva la energía de expulsión hacia fuera, es decir Apana vayu, está relacionado con el hemisferio cerebral derecho emocional, por lo tanto ayuda a la expulsión de las emociones enquistadas con nuevos mapas neuronales asociado a ellas y le da sensibilidad al hemisferio izquierdo.

La altura de los codos doblados activan las suprarrenales por la presión de la musculatura dorsal y lumbar, estas glándulas gestionan el estrés secretando adrenalina y cortisoles. Por eso los brazos tienen que esta pegados a la columna  para ejercer  presión adrenal.

La respiración

Practicamos una respiración larga y profunda, observando el movimiento del diafragma y la expansión de la caja torácica, sintiendo el aire como entra y sale de nuestro cuerpo.

Si estamos atentos a la respiración, si la utilizamos como un anclaje, será más fácil dominar nuestra propia mente en especial al final de la exhalación, ya que la pequeña retención en vació (bhaja Kumbhaka) ayuda a tener quietud mental.

En los momentos de quietud existe una gran paz, no hay necesidad de nada y aflora el verdadero yo, lo mejor de nosotros sale cuando conseguimos mantener esa atención fluida y ligera.

La posición de los ojos

Podemos tener tres posiciones de los ojos:

–  Con los ojos cerrados mirando al entrecejo: el enfoque de los ojos sobre el prefrontal activa el 6º chakra por la presión del nervio óptico sobre el hipotálamo

  • Con los ojos cerrados mirando a la punta de la nariz o barbilla: el enfoque de los ojos activa la pituitaria y activa el 6º chakra por la presión del nervio óptico.
  • Con los ojos cerrados mirando a la coronilla: el enfoque de los ojos hace que el nervio óptico comprima la pineal, activando el 7º chakra.

Los mantras

  • Al cantar activamos el nervio vago, que pasa cerca de la glotis, este nervio es uno de los más importantes, ya que transporta la información eléctrica hacia el corazón y los órganos digestivos. Las vibraciones al cantar de las cuerdas vocales «masajean» a este nervio tan importante, ayudando al buen funcionamiento  orgánico.
  • Las vibraciones de las cuerdas vocales hace vibrar todo el cráneo, ayudando a la desinflamación del neocórtex, que ayuda en casos de cefaleas y migrañas. 
  • Las vibraciones intercraneales reordenan los mapas neuronales, que facilitan la buena gestión emocional del cerebro límbico.
  • Producimos nuevas a capas de estados de ánimo y emociones sobre la amígdala cerebral, que es la encargada de el almacenaje de las emociones «negativas».